El loco de la colina

Uy! no, quería decir, "el loco de la cafetería". Ayer por la tarde tuve el dudoso honor de conocer por fin al "loco de la cafetería" de la facultad. Como si ya no tuviéramos suficiente con la camarera "leoncita", cuyo carácter bipolar asusta a más de un/a estudiante/a, por no incluir a l@s profes...

Comentándolo con mi intérprete, pongámosle de nombre Osita, (no voy a mencionar nombres aquí en este blog), me comenta que hace unos años en su clase había un chaval esquizofrénico que iba por libre a las clases, participando activamente en clase y tal...hasta que faltó una temporada a clase y al volver dijo que estaba enfermo y comunicó públicamente que era esquizófrenico y que no estaba matriculado...

Interesante, me ha dado que pensar...¿cualquier persona puede entrar en la facultad?¿Algun@ de mis compañer@s está aparentemente "sano"? ¿O todos y todas estamos loc@s y ése era el único "cuerdo"?

El curso pasado vino hasta la hija adolescente de una compañera, ya que no tenía dónde dejarla, y en vez de sentarse entre la clase, se sentó al fondo con un libro de matemáticas de 2º de la ESO tapando su cara.
¿Quería disimular?
Vino más de una vez, y su presencia era muy silenciosa, pero muy notoria.

¿Universidad-guardería?

En un examen final de la parte teórica, de Didáctica General, por allá de Marzo, durante el examen sentíamos sin cesar la mirada penetrante de la hija de la profesora, sentada en la mesa del profesorado, esa mesa taaan grande para ella, con sus Plastidecor esparcidos por ella...y sentada en una enoorme silla, que se hundía.
Tenía una mirada muy curiosa, por cierto, que no se apartaba de mi intérprete.

Por si os interesa, suspendí ese examen. El único examen suspendido de todo el año.

Así que ojo, ¡¡las miradas infantiles hacen suspender!!!

PD.Aparte de que comprendo que los y las profesoras estén orgullosos de sus bebés, no soporto que vengan antes o después de una clase con el retoño de la mano o en un carrito y ver a las alumnas abalanzarse sobre el/la pobre niña...escuchar sus gritos de "OOOOOH qué monada!!!" y demás;y ver las mejillas rojas del retoño llameantes de tanto ser agarradas...

Pobrecicos infantes, aunque a mí me hagan suspender exámenes...